martes, 20 de enero de 2009

Resting in pieces


You rest in peace,
I rest in pieces.
While you forget,
I can’t forgive myself.

If you had been an oyster,
I wouldn’t touch your flesh
before loving your pearl.
And if a duet would play our song
a horn would have gone on.

And drums all over the sky
would sound above our hearts.
And even sleeping miles apart
our dreams would become one.

There’s nothing left to lose
but a smile upon your face,
because now you rest in piece
And in pieces I just rest.

martes, 6 de enero de 2009

¿En definitiva, robaba él dinero? (O por la boca muere el pez)


Resulta interesante a veces detenerse en la intríngulis del lenguaje, más allá de las ideas que deseamos comunicar. La oratoria típicamente conlleva interpretaciones divergentes que no siempre es fácil plasmar en un escrito. Para muestra un sabroso botón (cuya autoría primigenia desconozco pero el cual hurto sin asco alguno):

Yo nunca dije que él robaba dinero.

Es una oración en que podemos comunicar diferentes significados dependiendo de lo que enfatizamos al leerla en voz alta. Por ejemplo, es distinto decir:

Yo nunca dije que él robaba dinero. (pero quizás qué otras cosas robaba el muy zarrapastroso)
Yo nunca dije que él robaba dinero. (se lo ganaba, se lo encontraba, o era simplemente un mantenido)
Yo nunca dije que él robaba dinero. (pero de los demás no he dicho nada)
Yo nunca dije que él robaba dinero. (pero el cómo lo tengo clarísimo y te lo explico al tiro si quieres)
Yo nunca dije que él robaba dinero. (lo pensara en mi fuero interno o no)
Yo nunca dije que él robaba dinero. (pero si hablara, ¡ah miércales!...)
Yo nunca dije que él robaba dinero. (pero anda tanto pelador y chaquetero por ahí...)
¿Yo? nunca dije que él robaba dinero. (pero sé quién sí lo dijo)

¿Pero en definitiva, robaba él dinero? La respuesta es categórica e irrefutable: "depende".

Además... ¿Y quién es él? ¿Cómo es él? ¿A qué dedica el tiempo libre?

No sé si enamoró de ti, pero la última vez que lo vi, salía de tu casa corriendo con el fajo de billetes que guardabas bajo el colchón. En tiempos de crisis no hay inversión segura.