Mea culpa, confíteor Deo omnipoténti

Desde los comienzos de la versión online del Dicsonario, por allá por mediados de 2009, diversas personas han hecho colaboraciones desinteresadas, pero interesantes, que yo he robado sin asco para mi entera satisfacción personal, y sin atribuir la fuente. Confíteor Deo omnipoténti.

Para quien dice ser un acérrimo defensor de los derechos de autor y de la propiedad intelectual, ello resulta sencillamente inexcusable. Mea culpa.

Sin embargo, debo decir en mi defensa que ello no ha sido sin de profundis remordimientos, a pesar de que la causa de tal vil comportamiento me es completamente exógena.

En efecto, no pude nunca encontrar en Blogger una forma nativa de generar una segunda clasificación de etiquetas, para así distinguir las entradas propias del Dicsonario de las referencias que identificaren a los gentiles colaboradores.

Consulté a varios bloggeros finos, pero la conclusión fue que "había que dentrar a pical". Algunos me sugirieron que usase un wiki en vez de un blog, y probablemente algún día lo haga. Pero, en el interim, decidí mantener el statu quo no más y, bien a la chilena, "ahí se va viendo".

Y por esas siempre urgentes cosas de la vida, tempus fugit.

Sin embargo, cojito ergo sum, así que finalmente, y para poder apaciguar mi conciencia, decidí crear una entrada lisa y llanamente igual que todas para "definir" al colaborador en cuestión. Para diferenciar aunque fuera de forma light ambos tipos de entrada, y luego de un esfuerzo creativo de proporciones, llegué a la conclusión de que estas últimas comenzarían con un "." (punto).

Vendría a ser lo que en buen chileno se denomina un pioresná.

Errare humanum est, perseverare autem diabolicum.

Todos estos colaboradores ad hoc, ad honorem y ad líbitum del Dicsonario merecen sin duda el reconocimiento a su genio. Ergo, se les cita ad memoriam rei perpetuam, s.e.u.o.

Alea jacta est. Ahora mi conciencia requiescat in pacem.